martes, diciembre 16, 2003

Ya es Navidad...

Hoy me he decidido. Ayer llegue a casa y meencontre con que los diminutos habían salido de su escondite, y cual muñecas de famosa se dirigen al portal, tengo un bonito belen. Siempre he pensado que lo del belen es algo que sólo ocurre en mi casa. Pero espero que tambien pase en otras.

Tengo figuritas de diferentes tamaños. Las ovejas son más altas y más grandes que los pastorcitos, y el caganut es casi de tamaño natural. Supongo que será por eso por lo que las figuritas se tapan la cara. Por no hablar de los Reyes y sus camellos, que ocupan parte de la mitad del Belen.

Claro uqe ya lo del Niño Jesús es de traca. Mide unos 65 centimetros de alto, tamaño interese, en especial cuando la virgen y San josé son como un soldadito de plomo. De todos modos tampoco importa tanto, porque para eso es un Dios. Aunque este cuando vino dijo uqe no quería vacilar mucho algunos panes y peces, unos leprosillos por aqui y una resurrección con subida a los cielos despues, lo normal para un dios en la tierra antes de cenar.

Lo del Belen es divertido, pero peor aún es el tema del arbol. Si normalmente tengo problemas para moverme por el salón, imaginaros lo dificil que es moverse esquivando un arbol de plastico. De todos modos es una pena porque el arbol esta inclinado como la Torre de Pisa, y no sé yo si en una de estas que pase se me cae encima y el peso de la luz cae sobre mí. Porque esa es otra, pobre árbol. El mío porque es de plástico, pero los otros pobres que los cortan y los llevan a casa, los dejan sin abono y encima los recargan de cintas, bolitas y unas luces que no sabes si estás en casa o en medio de una pista de baile.

Y lo mejor de todo es que la gente ya está hablando de perdón, poniendo villancicos (Mi madre me ha pedido que la descargue el disco nuevo de la Pantoja, el de los villancicos flamencos. Conociendo el gafe de la cantora seguro que me entra un virus)...

Se me ocurre que para celebrar el perdón, Bush, Blair y Aznar podrían perdonar a Sadam y dejarle libre. Así, los afganos, los irakis y tantos otros podrán perdonarles por destrozar su país y enriquecerse luego reconstruyendolo.

Una canción: El tamborilero (Popular, aunque quien no recuerda a Raphael cantándolo?)

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